Desde la Junta Directiva de la SOCIEDAD VALENCIANA DE CIRUGÍA asistimos con preocupación a la situación provocada hace unos días en Castellón y que ha sido motivada por una sentencia judicial que ha obligado a experimentar en un paciente ingresado por COVID en la unidad de cuidados intensivos del Hospital de la Plana de Villareal una terapia con ozono, en contra del criterio de los facultativos que atendían al mismo.
Dicha opción terapéutica no se encuentra, en este momento, dentro de las medidas terapéuticas consensuadas por las sociedades científicas y avaladas por la evidencia médica, sus resultados no han sido contrastados y no se han analizado con minuciosidad sus posibles efectos adversos.
Manifestando de entrada nuestro profundo desconocimiento en materia judicial nos cuesta entender cómo un juez toma una decisión que implica una actitud terapéutica, entendiendo que lo hace asumiendo, igual que nosotros lo hacemos, su profundo desconocimiento en el tema. No deja de ser un hecho preocupante que puede sentar un serio precedente. A cualquiera le parecería una temeridad que un juez obligara a un constructor a utilizar en una edificación un hormigón que no cumpla los requisitos de validación y control necesarios.
Desde la sociedad científica a la que pertenecemos, por deferencia hacia todos aquellos a los que representamos y en coherencia con los valores que debemos defender, nos vemos en la obligación de unirnos a las iniciativas ya tomadas por otros colectivos médicos, Sociedades científicas y Colegios de médicos y MANIFESTAR NUESTRA MÁS ENÉRGICA DESAPROBACIÓN contra lo que consideramos una inferencia inasumible y claramente preocupante y alarmante por la repercusión social que pueda tener, ya que podría sentar un precedente para que cada paciente pueda elegir e imponer su terapia a “la carta”.
Por último, creemos que no es papel de un juez obligar a una decisión que es total y únicamente técnica y especializada y que, por lo tanto, debe ser tomada por los profesionales que, día a día, asumen ésta y otras decisiones tremendamente complejas, amparándose en la evidencia científica, el estudio y la experiencia clínica adquirida durante muchos años de trabajo y esfuerzo. Esta rigurosidad en la toma de decisiones, repetida día a día en cada uno de los actos médicos que se realizan en nuestro país, es una de las bases de la calidad refrendada de nuestro sistema nacional de salud, calidad que no deberíamos perder.
JUNTA DIRECTIVA SOCIEDAD VALENCIANA DE CIRUGÍA